Hacia finales de octubre, Zach Cooley, un fotógrafo aficionado a las capturas celestiales, se embarcó en un viaje al Parque Nacional Arches de Utah. Fue allí donde enmarcó hábilmente una escena cautivadora: una luna llena abrazada por el arco natural de las ventanas norte, que se asemeja a un ojo colosal que mira desde el cielo. En sus fotografías de exposición única magistralmente ejecutadas, la imagen encantadora parece casi demasiado inmaculada para ser real.
La creación de las extraordinarias imágenes de Cooley implicó una planificación meticulosa. “Fotografiar la Luna en escenarios como este requiere una preparación cuidadosa, y eso fue particularmente cierto para esta toma específica”, comparte con My Modern Met. “Confío en múltiples aplicaciones de fotografía especializadas como PlanIt!, The Photographer’s Ephemeris (TPE) y PhotoPills, que me permiten determinar con precisión la posición de la luna en un momento dado.”
La ubicación estratégica en el momento preciso fue crucial para el éxito. “Lograr precisión en la alineación requiere estar exactamente en el lugar correcto, y algunos pasos en falso podrían resultar en no alcanzar el objetivo deseado.” A medida que se acercaba el momento, Cooley sintió una mezcla de nervios y emoción, preguntándose si estaría en la posición óptima. posición. “Mi alegría fue incomparable cuando la luna apareció exactamente donde estaba planeada, asegurándome que podía capturar la foto imaginada”.
La fascinación de Cooley por capturar el satélite de la Tierra se remonta a un recuerdo vívido de los primeros días de las cámaras digitales. “Recuerdo cuando las cámaras digitales eran relativamente nuevas y mi padre intentó capturar una fotografía cenital de la luna llena. El resultado no fue nada satisfactorio”, recuerda. “Similar a lo que muchos experimentan hoy con los teléfonos móviles: un simple disco blanco que carece de los intrincados detalles visibles a nuestros ojos”.
Desde que se dedicó a la fotografía lunar, Cooley ha perfeccionado sus habilidades para documentar magistralmente las distintas fases de la luna. “Es un fenómeno que no presenciamos habitualmente en nuestra vida cotidiana”, señala. “Si bien observar una puesta de sol o un amanecer es algo común, es raro presenciar la luna cuando se eleva sobre el horizonte o se pone, ‘tocando’ delicadamente el paisaje”. A través de composiciones convincentes como el “ojo” En el Parque Nacional Arches, Cooley ofrece un conmovedor recordatorio de la maravillosa belleza inherente a nuestro compañero lunar.
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Cooley continúa canalizando su experiencia para capturar momentos lunares extraordinarios.