El árbol de la sangre del dragón, científicamente conocido como Dracaena cinnabari, encierra una historia fascinante que se entrelaza con el antiguo mito del primer derramamiento de sangre entre los hermanos Caín y Abel. Situado en la isla de Socotra en Yemen, este árbol longevo es un símbolo importante de belleza, bendición y singularidad entre los árboles del mundo.
Cuenta la leyenda que el árbol brotó de la primera gota de sangre derramada durante el histórico asesinato de Caín y Abel, quienes se creía que fueron los primeros habitantes de la isla. Fuentes históricas sugieren que sus orígenes se remontan a principios del primer milenio antes de Cristo.
Esta especie de hoja perenne exhibe un hábito de crecimiento único llamado “hábitus dracoide”, con hojas concentradas sólo en el extremo de sus ramas más jóvenes. El árbol se ramifica en la madurez formando una copa en forma de paraguas con hojas que miden hasta 60 cm de largo y 3 cm de ancho. El tronco y las ramas muestran ramificaciones dicotómicas, donde cada rama se divide repetidamente en dos secciones.
El árbol de sangre de dragón florece alrededor de marzo y produce fragantes flores blancas o verdes al final de sus ramas. Sus pequeñas bayas carnosas, que cambian de verde a negro y finalmente a naranja cuando maduran, contienen semillas que son dispersadas por los pájaros. Las bayas exudan una resina de color rojo intenso, conocida como sangre de dragón.
La forma única del árbol es una adaptación para sobrevivir en condiciones áridas con niveles bajos de suelo, proporcionando sombra que reduce la evaporación. A pesar de su importancia ecológica, el árbol Sangre de Dragón enfrenta amenazas debido al creciente desarrollo industrial y turístico, lo que lleva a la tala, el pastoreo excesivo y la tala de madera. La desecación gradual del archipiélago de Socotra también representa una amenaza significativa, que podría causar una reducción del 45 por ciento en el hábitat disponible para 2080.
Tradicionalmente, la resina roja carmesí del árbol se ha cosechado y utilizado para diversos fines, incluidos tintes, medicinas y ornamentación. En el mundo antiguo, la resina era muy apreciada y utilizada en magia ritual y alquimia. Sin embargo, las amenazas contemporáneas, como la recolección de resina, el uso de hojas para fabricar cuerdas y la alteración de las prácticas tradicionales, plantean desafíos para la preservación del árbol.
El mayor bosque de árboles de sangre de drago se encuentra en la meseta de piedra caliza llamada Rokeb di Firmihin y cubre aproximadamente 540 hectáreas. Desafortunadamente, las investigaciones indican una disminución en el número de árboles en este bosque debido a la falta de regeneración natural en las próximas décadas.